Una boca caníbal se traga mi planeta fosforescente
No puedo maldecir este infierno alojado en la puerta que
me atrapa, soy la que escucha el sonido
de la noche gotear e inundar mis pies
Soy la que se
esconde tras este vestido ajado por los océanos que arrastraron nuestros
nombres olvidados/ hubo una vez un grito que escucho a los peces galopar
por techos ventanas/ anegadas por el mar florecidos de coral en primavera / tu pensabas
en sirenas y su canto adormecedor/
en noches en que la corriente nos arrastraba mas allá de las
superficie donde la luna y su influencia taciturna despiertan a las piedras/
que no esperan otra cosa, entonces nada debemos esperar dijiste /sino hundir/ sumergir los pies en la
tierra firme /aquí en este espacio pequeño existe el mismo milagro.
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